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lunes, 31 de diciembre de 2012

VEINTICUATRO QUILATES DEL SUR
 
III Ofrenda al Niño Jesús. Acto Litúrgico y Meditación.
Hdad. de Ntra. Sra. de Araceli. Sevilla.
Sábado 29 de Dicimebre de 2012
Festividad del Rey y Profeta David, Padre del Sabio Salomón.


 
“Lux fulgebit hodie super nos, quia natus est nobis Dominus”. 
 Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.
(Misal Romano, Natividad del Señor, Misa de la Aurora, Antífona de entrada).
 
El Sabio  Salomón, dejó escrito en diecinueve salmos, una rendida oda “Al rey mesiánico”.
Salmo 72:1   Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
Salmo 72:2  Juzgue  Él a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con equidad.
Salmo 72:3  Traigan paz los montes al pueblo, y justicia los collados.
Salmo 72:4  Haga Él justicia a los afligidos del pueblo, salve a los hijos de los pobres,
y aplaste al opresor.
Salmo 72:5  Que te teman mientras duren el sol y la luna, por todas las generaciones.
Salmo 72:6  Descienda Él como la lluvia sobre la hierba cortada, como aguaceros que riegan
la tierra.
Salmo 72:7  Florezca la justicia en sus días, y abundancia de paz hasta que no haya luna.
Salmo 72:8  Domine Él de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.
Salmo 72:9  Dobléguense ante Él los moradores del desierto, y sus enemigos laman el polvo.
Salmo 72:10  Los reyes de Tarsis y de las islas, traigan presentes; los reyes de Saba
y de Seba ofrezcan tributo;
Salmo 72:11  y póstrense ante Él todos los reyes de la tierra; sírvanle todas las naciones.
Salmo 72:12  Porque Él librará al necesitado cuando clame, también al afligido y al
 que no tiene quien le auxilie.
Salmo 72:13  Tendrá compasión del pobre y del necesitado, y la vida de los necesitados salvará.
Salmo 72:14  Rescatará su vida de la opresión y de la violencia, y su sangre será
preciosa ante sus ojos.
Salmo 71: 17 Que se eternice su nombre que se propague su nombre bajo el sol, para 
que en Él sean bendecidas todas las razas de la tierra y todas las naciones lo proclamen dichosas.
Salmo 72:18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Bendito sea su nombre glorioso para siempre,  que toda la tierra se llene de su gloria.
¡Amén! ¡Amén!
 
Divino Rey de los Cielos, gloria a Ti.
Soy, como me llamaron los hebreos "Malki-or", que significa "Aquel que es el rey de la luz".
Pero tan cierto como que te estoy contemplando, extasiado por Tu dulzura, es que el Rey de la luz eres solo Tu.

 Vengo a rendirte pleitesía, como cada año, desde hace más de dos mil, por estas calendas de Diciembre.
 Por el camino, he recogido miles de mensajes para Ti, hablados en cientos de lenguas, salidos de los labios y del corazón, procedentes de multitud de etnias, todas sabedoras de que para Ti, no existen razas ni colores, solo gentes de buena voluntad y humildad.
 
 Por más años que vuelva a Tu encuentro, en este tiempo de Pascua, no disminuyen ni un ápice, las alegrías que brotan de pecho y las ilusiones que vivo preparando tu adoración.
 
 Te traigo, Rey de los Reyes, acunado en el aromático cedro del cofre, el oro digno de Tu naturaleza real, el oro de veinticuatro quilates del Sur, de donde vengo.
 Valioso, como ese noble y áurico metal que ves refulgir, entre estas manos, es el corazón de las gentes del Sur.
 Gentes del sur, con apasionada devoción, llenos de esperanza en el Mesías y de fe sin límites, que atesoran en sus almas, ávidas del bálsamo de Tu palabra, la palabra de Dios y con una absoluta entrega a Tu doctrina.
 
 He visto, por los senderos que me llevan hasta Ti, la cara del hambre y de las necesidades, las garras de la pobreza más absoluta, y las lágrimas del desamparo, en el que por desgracia, muchas gentes del Sur se ven sumidas.
 
He sentido el miedo de la guerra, en los rostros de los infantes, los ojos de la amargura más absoluta por las injusticias, en los rostros de las madres de siempre y la inquietud angustiosa, en el rostro surcado por la pena de muchos hombres de bien.
 
 Por eso, dulce Jesús, me postro ante Ti una vez más, para rendirte honores de Rey y para pedir Tu milagro diario, en todas esas almas que he encontrado en mi camino y que de tanto adolecen.
 Señor mío, Jesucristo Bendito, Divino Cordero de Dios, suspiro de los Cielos de carnes nacaradas y cabellos castaños, mírales con los ojos del Altísimo y obra los milagros que te imploro, frente a la desesperación de quien espera, ante la última esperanza.
 
 Soy viejo y estoy cansado, pero Tu fuerza me da bríos para volver cada año con ilusiones renovadas, con las manos llenas de ilusión y con miles de besos que dejo impresos en las frentes de los que sin duda, siempre están más cerca de Dios, los niños del mundo.
 
 Ya me marcho, Rey de los Cielos, y me voy con el alma henchida de esperanza por verte de nuevo, con la visión imperecedera en mis retinas, del inmensamente hermoso rostro de Tu Madre y con la serenidad de la bondad del Patriarca Bendito.
 
 Me marcho, buscando el Sur, mi tierra, de la que esta noche te he traído el oro más puro de Tharsis y las peticiones más acuciantes.
 
 Me voy buscando el Sur, donde sé que siempre tendrás Tu Reino.
 
 24 de Diciembre bajo el Cielo y en la tierra.
Hoy no hablan los fusiles en la vieja Tierra Santa,
Jesús ha vuelto ha nacer, otra vez en Navidad,
para derramar amor y luz a la humanidad.
 
 
                                                                                                            Irene Gallardo