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martes, 12 de mayo de 2015

Sacra Híspalis
Crónica y reportaje fotográfico
del itinerario:
La memoria de los tiempos (II)
 Viernes 8 de mayo de 2015

Hay que saber de dónde venimos, para saber a dónde vamos. Es importante remontarnos en la historia para conocer el origen de las devociones, de las hermandades, de las tradiciones,…


Sevilla tiene una historia apasionante dentro de sus muros y por eso es necesario mantener “La memoria de los tiempos”.


Iniciamos el itinerario en el compás del Convento de Capuchinos, donde se encuentra la Iglesia conventual de las Santas Justa y Rufina (O.H.M.C), donde el Padre Alfonso Ramírez, postulador de la causa de Madre María de la Purísima, nos enseñó el claustro y la capilla sacramental donde tuvo la visión Fray Isidoro.



Posteriormente pasamos al interior de la capilla donde nos atendió el Hermano Fray Juan José.


Durante la visita, Irene Gallardo nos comentó que el Convento de Capuchinos fue el octavo que se fundó en la provincia de Andalucía, a instancias del Arzobispo Don Diego de Guzmán y Benavides. Para la ubicación del convento se les entregó la capilla dedicada a las Santas Justa y Rufina, patronas de la ciudad, frente a la Puerta de Córdoba.



El convento fue fundado en 1627 sobre el lugar, en que según la leyenda, murieron las Santa Justa y Rufina, estando concluido el convento y la iglesia en 1630, consagrándose el 7 de marzo del mismo año la iglesia a las patronas de Sevilla.


Las dependencias del convento se sitúan alrededor del claustro que se compone con arcos de medio punto sobre pilastras en planta baja y balcones en planta alta, las galerías se cubren con bóvedas de cañón con lunetos y bóvedas de aristas.


La portada principal se abre a la Ronda de Capuchinos, a la que antecede el compás del convento.


 

La iglesia consta de tres naves, sin crucero, dividida en cinco tramos y coro alto a los pies de la nave central y coro bajo tras el presbiterio. La capilla mayor es de testero plano sin retablo, en ella cuelgan algunos cuadros y delante se sitúa un dosel con una escultura de Jesucristo.



Las naves se encuentran separadas por pilares cruciformes sobre los que campean arcos de medio punto, separados por pilastrones sobre los que apoya una cornisa moldurada que recorre el interior del templo.


En las naves laterales se adosan capillas con altares neogóticos, algunos sin policromar, con pinturas y esculturas de distintas épocas. Los muros se decoran con azulejerías y pinturas murales de estilo Pompeyano.


Durante la invasión francesa el convento fue convertido por los franceses en hospital, aunque los Capuchinos pusieron a salvo las pinturas de Murillo que contenía el altar mayor y otros laterales en Gibraltar.


Las pinturas volvieron a Sevilla en 1812, pasando con posterioridad a formar parte del Museo de Bellas Artes de la ciudad.


Retirados los franceses y gracias a la intervención del Gobernador Militar de Sevilla, el convento fue devuelto a la comunidad que tomó posesión el 2 de enero de 1813, encontrando la mayor parte del mismo expoliado, transformado, mutilado y lleno de escombros.


 Por Real decreto de 25 de julio de 1835 quedaron suprimidos todos aquellos conventos que contaran con menos de 12 religiosos.


La restauración del convento y el retorno de los frailes se realizó gracias a la mediación en 1889 de D. Joaquín María de Llavaneras, Provincial de los Padres capuchinos de España, gracias al cual les fue concedida la iglesia y dependencias anexas el 9 de mayo del mismo año.



Después de la tradicional foto de familia, salimos en dirección a la Iglesia de San Hermenegildo, donde nos esperaban Juan Antonio Pérez Tarascón, Fiscal-Censor y Juan Antonio Romero Diputado de Juventud de la hermandad de San Hermenegildo.


Comenzamos la visita en la Torre-Puerta de Córdoba, donde Juan Antonio Romero nos habló de San Hermenegildo, y del uso de las puertas que estábamos viendo, eso si desde el interior de las mismas. Estas puertas son sin duda las puertas originales más antiguas de la ciudad. En este punto se encontraba el cuerpo de guardia y los calabozos.


San Hermenegildo (564-585) Rey mártir, está declarado Patrono de los conversos por la Iglesia Católica y es junto a San Fernando Rey, Patrono protector de la Monarquía Española. 



Convertido del arrianismo al catolicismo, en la noche de Pascua es decapitado por negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano. Es llamado El Mártir del Sacramento por la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), monja jerónima, que le dedica un auto sacramental.


Desde antiguo los sevillanos fueron muy devotos del visigodo San Hermenegildo, Rey de Sevilla, conservándose la tradición que en esta ciudad sufrió cárcel y martirio en la Torre-Puerta de Córdoba, siendo bajo los soterraños de esta donde se conservaría la sepultura de su cuerpo.



 Ello justifica que Sevilla fuera la ciudad que siempre fue a la cabeza en devoción a su Santo Rey Hermenegildo y lo tenga como Co-patrono local.



A lo largo de los siglos, los alrededores de la Puerta de Córdoba han sido lugar de piedad y culto de santos mártires. Desde las persecuciones de los romanos, al situarse el camposanto o cementerio cristiano en las huertas del hoy convento de Capuchinos, donde se veneraba la tumba de las Santas Justa y Rufina, mártires del S.III.



A principios del S.XIV, la Ronda de Capuchinos era denominada como Degolladero de los Cristianos, nombre que proviene del gran número de cristianos mozárabes que murieron mártires en las persecuciones del tirano Abderramán II, Emir de Córdoba, en el S.IX.


Después de visitar la cárcel y lugar de martirio de San Hermenegildo, pasamos al interior de la Iglesia, donde Antonio Romero nos habló de la historio de la Ilustre y Antigua Hermandad del Santo Rey Hermenegildo, que tiene su sede en Sevilla en su Iglesia propia al sitio de la Puerta de Córdoba, y que procede en sus orígenes de la reconquista cristiana de Sevilla en 1248 por el Santo Rey Fernando III.



Dicho así expresamente en el prólogo de la Regla más antigua: “Y así quisieron en memoria de su nombre (Hermenegildo) cuando perdida ya la recobraron de los Moros, instituir esta Hermandad, como parece por los papeles antiguos de ella.


Los caballeros conquistadores asentados tras el Repartimiento, fundan la hermandad en honor del Santo Rey en la Puerta de Córdoba. Celebran justas y torneos en su honra en la tardes de la víspera del día del Santo, en los terrenos desde esta Puerta hasta la Puerta del Sol”.



A finales del s. XVI una vez que el Cabildo abrió un Postigo más amplio junto a la Torre-Puerta, el recinto de la antigua puerta ya inútil para su función defensiva fue entregado a la Hermandad para su capilla.


En 2016, la Hdad. Celebrará los cuatrocientos años de su sede actual, el templo dedicado al Santo Rey Hermenegildo.


Desde estas líneas queremos agradecer al padre Rafael Pozo (fundado de Paz y Bien), al Padre Francisco Luzón, al Padre Alfonso Ramírez (postulador de la causa de Madre María de la Purísima) y al Hermano Fray Juan José del convento de Capuchinos y a Juan Antonio Pérez Tarascón, Fiscal-Censor y Juan Antonio Romero Diputado de Juventud de la hermandad de San Hermenegildo por sus atenciones y facilidades para poder realizar este itinerario y por las explicaciones recibidas. Una tarde inolvidable.

Y gracias a Irene Gallardo por realizar un itinerario tan interesante.