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domingo, 18 de noviembre de 2012


Sevilla versus Sevilla

Se cumplen en 2012, cien años de la catalogación como Patrimonio Nacional, de la Iglesia de Santa Catalina de Alejandría. Este retazo de la historia de la ciudad de corte mudéjar, pasa en nuestros días, por 
los momentos más desafortunados de su longeva historia (mediados del siglo XIV).
 Tan solo han debido transcurrir ocho años de desidia y olvido absoluto, para que Santa Catalina pase del esplendor artístico a la ruina absoluta y decadente.
 Se levanta su fábrica, como un fantasmal recuerdo de la monumentalidad que otrora, esta Sevilla de flaca memoria, levantó con las dotes artísticas de los 
que en ella trabajaron empleando con ahínco calidad y magisterio.
 Una ciudad que se divide entre la progresía y la conservación, deja heridas profundas en su patrimonio, en su cultura y en su historia.
 Así acudimos, a los soliloquios de unos cuantos, en los que se argumenta la dedicación al catolicismo de este Bien de Interés Cultural, señalando a la 
Jerarquía Eclesiástica como única culpable de su ruina, por no abanderar en solitario la restauración inminente del templo.
 Esas voces que se alzan contrarias a la participación económica en la rehabilitación de Santa Catalina de manera tripartita (es decir Iglesia, Ayuntamiento y Junta de Andalucía), ¿Qué dicen acerca de la restauración que se está llevando a cabo desde julio de 2011 de la joya del barroco que es San Luis de los Franceses y de la Capilla Doméstica del que fue Noviciado Jesuita, cuya rehabilitación corre a cargo del Ministerio de Fomento y la Diputación de Sevilla, con un importe de 3,144.312,09 de euros y que tiene fijada su finalización en este mes de Julio?. Nada, no dicen nada, ¿por qué?, pues probablemente porque San Luis de los Franceses pertenece a la Diputación Provincial y por eso no importa que sea una Iglesia, ni que en ella puedan casarse las parejas que lo soliciten, ni que tenga una maravillosa historia 
ligada a la religiosidad entre sus muros, ni que esté colmada de huesos y reliquias de Santos y Mártires...
 Creo firmemente, que no podemos dejar de alzar nuestra voz en defensa de Santa Catalina. Se lo debemos a nuestros antepasados y a nuestros hijos, que serán el futuro de esta Ciudad de nuestros desvelos.
 Se lo debemos al barrio, a las Hermandades que se erigieron y que tuvieron sede canónica en este templo, a los pintores, escultores, doradores, 
ensambladores y retablistas, que dejaron jirones de su arte en las carnes prietas de la casa sevillana de la Santa de Alejandría.
 Se lo debemos a Sevilla y a su monumentalidad universal.        

"No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo."
(Don Francisco de Quevedo y Villegas 1630)

                                             Irene Gallardo 
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