Todo está por llegar
Lucas de Antioquia, galeno, de educación griega exquisita e inseparable compañero de Pablo de Tarso, describe con absoluta rotundidad, el instante de la muerte de Cristo:
“el sol se eclipsó y la cortina del templo se rajó por medio”. (Lc. 27,1.45).
La muerte en la cruz, es sin duda uno de los métodos de ejecución, más sanguinario y cruel. En el caso de Nuestro Señor habría que añadir a los martirios de la crucifixión, todos los traumatismos y castigos que se le infringieron con antelación a ser clavado en el madero
Estamos a las puertas de un renovado Domingo de Ramos, anhelamos que Cristo descienda por una rampa repleta de sueños infantiles.
Seremos testigos del saludo de los cielos de Sevilla que con una salva de hosannas, se teñirán de azul Hiniesta en San Julián.
Sin duda, los globos de la ilusión de los infantes, alcanzarán lo más alto al paso de las Penas de San Roque, llevando consigo la Esperanza de una Resurrección prometida, que vendrá a certificar que Cristo no murió en Bustos Tavera, sino que venció a la muerte en su propia Vera+Cruz.
“Mors Mortem Superavit”
Irene Gallardo
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